Raymond Thornton Chandler (Chicago, 22 de julio de 1888 - La Jolla, 26 de marzo de 1959) fue un escritor de novelas policíacas norteamericano.
Creador del popular detective privado Philip Marlowe y artífice fundamental de la llamada novela negra, revolucionó la típica trama de intriga y misterio de la literatura policíaca reflejando la dureza de la vida urbana y la corrupción social.
Marchó a los ocho años a Inglaterra con su madre y estudió el Dulwich College. Se dedicó durante un tiempo al periodismo y en 1912 se fue a California, donde, después de la guerra, se dedicó a negocios relacionados con las compañías petroleras. A partir de los cuarenta y cuatro años se dedicó a la literatura, publicando relatos en la revista Black Mask.
Fue soldado al servicio de los Gordon Highlander de Canadá, empleado de banco, periodista y ejecutivo de una firma petrolera. Trabajó como reportero para el London Daily Express y para la Bristol Western Gazette (1908-12). Publicó 27 poemas y su primer relato The Rose Leaf Romance, antes de regresar a los Estados Unidos.
Raymond Chandler contribuyó de modo determinante a la renovación del género policial, sobre el que escribió también famosos ensayos como El simple arte de matar (1944), y creó un personaje y un estilo. El héroe de sus novelas es el investigador privado Philip Marlowe, protagonista y narrador de las historias, idealista romántico bajo la apariencia cínica, que lucha contra una sociedad corrompida siguiendo un código ético personal y métodos no siempre ortodoxos.
Sus obras reflejan la corrupción como el mecanismo central que afecta a los seres y sus relaciones sustentadas en el poder del dinero. Su estilo narrativo puede ser descrito como de un realismo sarcástico y sobre todo escéptico: una prosa que narra con rapidez, exactitud y sutileza sus ambientes, personajes y sucesos, a veces matizada por observaciones y frases de humor cínico que lo caracterizaron. La escritura precisa y refinada resulta de la feliz fusión de lenguaje literario y formas coloquiales, de metáforas coloridas y de slang americano crudo y vigoroso.
Chandler defendía en su prosa la elegancia, la literatura ante todo, a diferencia de la mayoría de autores de novela negra, que practicaban una prosa torpe alejándose de las exigencias de escritura. Junto con Dashiell Hammett, Raymond Chandler es el fundador de la novela detectivesca moderna de corte duro, que lleva las tramas criminales a la calle, a la sociedad, y amplifica los móviles del crimen a factores sociales y a psicologías complejas.
Considerado uno de los maestros del género de la novela negra policíaca y creador del personaje del detective Philip Marlowe. Antes escribió relatos que lo convertían en un clásico. La revista Black Mask, fundada en 1920 por H.L. Mencken con apenas 500 dólares, le publicó "Los chantajistas no matan" en 1933 y desde entonces no abandonó el género. Hacia 1941 había publicado una veintena de cuentos que recuperó años más tarde en sus novelas.
Sin embargo, más que en los argumentos, la fuerza narrativa de Chandler se expresa en la elaboración artística de las novelas más logradas como El sueño eterno (The Big Sleep, 1939), Adiós muñeca (1940), La ventana siniestra (1942), El largo adiós (1953). Otras obras menores son La dama del lago (1943), La hermana pequeña (1949) y Playback (1958). Todas sus novelas han sido llevadas con éxito a la pantalla.
Un fragmento de su ensayo "El simple arte de matar":
"El relato policial, por varias razones, puede ser objeto de promoción en muy raras ocasiones. Por lo general se refiere a un asesinato, y por lo tanto carece del elemento promocionable. El asesinato, que es una frustración del individuo y por consiguiente una frustración de la raza, puede poseer -y en rigor posee- una buena proporción de inferencias sociológicas. Pero existe desde hace demasiado tiempo como para constituir una noticia. Si la novela de misterio es realista (cosa que muy pocas veces es), está escrita con cierto espíritu de desapego; de lo contrario nadie, salvo un psicópata, querría escribirla o leerla. La novela de crímenes tiene también una forma deprimente de dedicarse a sus cosas, solucionar sus problemas y contestar sus preguntas. Nada queda por analizar, aparte de si está lo bastante bien escrita como para ser buena literatura de ficción, y de todos modos la gente que contribuye a las ventas de medio millón de dólares nada sabe de esas cosas. La búsqueda de la calidad en la literatura es ya bastante difícil para aquellos que hacen de esa tarea una profesión, sin tener que prestar además demasiada atención a las ventas anticipadas".
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