viernes, 26 de marzo de 2021

MAGIC CITY

“Magic City” es un cuento escrito por Nelson S. Bond y que se publicó en la revista Astounding Science Fiction de febrero de 1941. Su portada tal vez sea una de las primeras en presentar el que sería después un tema recurrente de la ciencia ficción: la Estatua de la Libertad abandonada como símbolo del fin del mundo tal como lo conocemos.

Esta es una de esas historias postapocalípticas en las que la humanidad, reducida al primitivismo, vive entre las ruinas de la sociedad tecnológica y tiene un montón de supersticiones basadas en las interpretaciones de los vestigios dejados por la desaparecida cultura del siglo XX.

"Magic City" sucede en el año 3485 d.C., y tiene como protagonista a Meg, la líder de una tribu matriarcal. Bond escribió tres historias sobre Meg que aparecieron en tres revistas diferentes en el período 1939-41; "Magic City" es el tercero de estos relatos. Pasajes de esta historia indican que, en una historia anterior, Meg provocó una revolución social, convenciendo a hombres y mujeres de que vivieran juntos en la misma aldea ya que los hombres son tan buenos como las mujeres.

Meg y su compañero Daiv dejan su tribu debido a que tienen la misión de ir a la ciudad de Nueva York para destruir al Maligno el cual enferma "mágicamente" a los jóvenes (la explicación de que las enfermedades son producidas por los microbios se ha olvidado hace mucho). En las ruinas de Manhattan se encuentran con tribus amistosas de mujeres que viven en estaciones de metro, y los Salvajes masculinos, que acechan en la superficie a las mujeres para secuestrarlas y violarlas.

Meg y Daiv tienen la corazonada de que el Maligno tiene su sede en el hospital St. Luke. Allí encuentran libros de medicina que les ayudarán a aprender a vencer la enfermedad. Allí también se encuentran con los líderes de los Salvajes en Manhattan. Los Salvajes adoran la Estatua de la Libertad, y cuando ven a Meg sosteniendo un libro, piensan que es su diosa y, por lo tanto, todo lo que indique Meg se convertiré en órdenes para los Salvajes. Meg ordena hacer las paces entre los hombres y las mujeres de Manhattan y se forma una comunidad mixta que habitará las estaciones de metro. Fin.

Sin embargo, pese a la simplicidad de su argumento "Magic City" tiene varios aciertos que mencionar. El relato está lleno de palabras en inglés confusas o corruptas, y con la finalidad de que lector debe reírse de las obvias alusiones y disfrutar al descubrir las más ocultas. Los personajes beben "cawfee" y comen "maters", llaman al acero "dios-metal" y al óxido "herido por el agua". Los letreros decrépitos estilo la película de “Zardoz”  convierten al hospital St. Lukes es "Slukes" y a la estación Pennsylvania en "Ylvania Stat". Los fanáticos de los deportes pueden disfrutar de "Sinnaty, ciudad donde una vez gobernó a un gran pueblo conocido como los Rojos".

Además del juego de palabras predominante, "Magic City", con su protagonista femenina, sociedades matriarcales civilizadas y tribus masculinas violentas, se destaca como candidata al estatus de obra feminista, una sátira del sexismo y los estereotipos sexuales de su época (1941):

“A veces, Meg se impacientaba un poco con Daiv. Era, como todos los hombres, una criatura tan difícil de convencer. No podía razonar las cosas con la fría y clara forma lógica de una mujer; seguía insistiendo en que su "intuición masculina" le decía lo contrario.” 

La publicación de este relato va en contra de la afirmación común de que la ciencia ficción era sexista y solo representaba a las mujeres como debiluchas que necesitaban ser rescatadas.