Aunque la ciencia ficción ya existía antes de la década de 1920, no comenzó a ser un género realmente redituable hasta la aparición en 1926 de Amazing Stories, una revista pulp publicada por Hugo Gernsback. Para finales la década de 1930, el campo estaba experimentando su primer gran auge.
Gernsback perdió el control de Amazing Stories en 1929; la revista fue vendida a Teck Publications, y luego en 1938 fue adquirida por Ziff-Davis. Al año siguiente, Ziff-Davis decidió lanzar Fantastic Adventures como complemento de Amazing. El primer número estaba fechado en mayo de 1939 y el editor de Amazing, Ray Palmer, también asumió la responsabilidad de la nueva revista.
Fantastic Adventures se publicó inicialmente en formato de sábana, el mismo tamaño utilizado en las primeras revistas de ciencia ficción como Amazing. Probablemente la razón fue la de atraer a los fans nostálgicos del formato más grande. Fantastic Adventures comenzó como una publicación bimestral, pero en enero de 1940 comenzó siendo mensual. Sin embargo, las ventas fueron más débiles que las de Amazing y, con la edición de junio regresó a la periodicidad bimestral. También se redujo el tamaño a un formato pulp estándar, ya que era más económico de producir.
Las ventas no mejoraron y Ziff-Davis planeó que la edición de octubre fuera la última. Ese número incluía la historia "Jongor of Lost Land" de Robert Moore Williams y tenía una portada de J. Allen St. John; la combinación resultó ser tan buena que las ventas de octubre duplicaron las cifras de agosto. Esto convenció a Ziff-Davis de que la revista era viable y se reinició en enero de 1941.
En mayo de 1941, la revista tenía periodicidad mensual regular. Los historiadores de la ciencia ficción consideran que Palmer, el antiguo editor, no pudo mantener el alto nivel constante de ficción, sin embargo, Fantastic Adventures pronto desarrolló una buena reputación por sus historias alegres y caprichosas. Gran parte del material fue escrito por un pequeño grupo de escritores con sus propios nombres y nombres de casas. La portada, como la de muchos otros pulps de la época, se centró en mujeres hermosas en escenas de acción con un tono melodramático. Un artista de portada habitual fue H. W. McCauley, cuyas glamorosas portadas fueron populares entre los lectores, aunque el énfasis en las representaciones de mujeres atractivas y, a menudo, parcialmente vestidas generó algunas objeciones.
En 1949, Palmer dejó Ziff-Davis y fue reemplazado por Howard Browne. Browne logró mejorar brevemente la calidad de la ficción en Fantastic Adventures, y el período alrededor de 1951 se ha descrito como el apogeo de la revista.
Browne prefería la fantasía a la ciencia ficción y disfrutaba editando Fantastic Adventures, pero cuando la Guerra de Corea frustraron sus planes de convertir a Amazing en una publicación de lujo, perdió interés en ambas revistas. Dejó que William Hamling asumiera la responsabilidad de ambos títulos y la calidad declinó. A fines de 1950, Ziff-Davis trasladó sus oficinas de Chicago a Nueva York; Browne se mudó a Nueva York, pero Hamling decidió quedarse en Chicago, por lo que Browne tuvo que involucrarse nuevamente. Historiadores de la ciencia ficción como Brian Stableford y Mike Ashley consideran que el regreso de Browne fue una mejora definitiva en la calidad de este género.
El interés de Browne por la fantasía lo llevó a comenzar una nueva revista de tamaño digest, Fantastic (así, a secas), en el verano de 1952. Fue un éxito inmediato y llevó a Ziff-Davis a convertir Amazing Stories también al formato digest. El paso del formato pulp al formato digest ya estaba en marcha a principios de la década de 1950, y con el éxito de Fantastic había pocas razones para mantener Fantastic Adventures. La revista se fusionó con Fantastic por lo que el último número se publicó en marzo de 1953. Para el número de mayo-junio de Fantastic se agregó una mención a Fantastic Adventures en la cabecera, aunque dicha mención desapareció en el siguiente número.